lunes, 29 de diciembre de 2014

Sobre Tania Bruguera y su show mediático (DOCUMENTOS)

NOTA OFICIAL DEL CONSEJO NACIONAL DE LAS ARTES PLÁSTICAS
El Consejo Nacional de las Artes Plásticas, luego de largas conversaciones con Tania Bruguera, ha decidido mantener su decisión de no apoyar el proyecto El susurro de Tatlin que la artista viene gestando a través de la plataforma Yo también exijo. Según las actuales circunstancias, resulta inaceptable la realización de este pretendido performance en el simbólico espacio de la Plaza de la Revolución, especialmente teniendo en cuenta la amplia cobertura mediática y la manipulación que ha tenido en los medios difusores de la contrarrevolución.
El CNAP ha propuesto a la artista un grupo de alternativas y principios a partir de los cuales se podría desarrollar esta acción. Dichas alternativas se sustentan en: mover el performance de la Plaza de la Revolución para una institución cultural de prestigio en el ámbito de las artes visuales, teniendo en cuenta que es una actividad desde el arte y ese debería ser su escenario natural; el espacio que se decida estaría abierto libremente a las más diversas personas de sectores sociales disímiles. Sin embargo, se reserva el derecho de admisión a sujetos cuyo único interés sea la provocación en función de generar conflictos que pongan en riesgo la libertad de creación que ha caracterizado la gestión de nuestras instituciones. Y por último, la duración del performance no sería ilimitada, sino que extendería por 1 hora y 30 minutos, tiempo suficiente para que una considerable cantidad de asistentes emitan libremente sus juicios, criterios y propuestas. Lamentablemente la artista ha decido rechazar estos principios.
La Habana, 29 de diciembre del 2014
 

DECLARACIÓN DE LA PRESIDENCIA DE LA ASOCIACIÓN DE ARTISTAS PLÁSTICOS DE LA UNEAC 
A solicitud de la Presidencia de la Asociación de Artistas Plásticos de la UNEAC CUBARTE reproduce el siguiente texto:
La conocida artista Tania Bruguera ha convocado a un supuesto performance este 30 de diciembre en la emblemática Plaza de la Revolución en La Habana. Ello ha sucedido al margen de cualquier institución cubana y, como sucede en esos casos, la iniciativa ha sido ampliamente difundida por medios de la contrarrevolución, especialmente por el libelo Diario de Cuba, que tomó tempranamente partido contra las declaraciones de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama del pasado 17 de diciembre. Llevamos años en esta batalla frente a los enemigos de la Revolución.  No somos ingenuos, el significado de este performance no va a ser interpretado en modo alguno como una obra artística. Se trata de una provocación política, orientada en el mismo sentido de las tesis de los que la han difundido.
Esta acción no persigue otro propósito que el de situarse en contra de las negociaciones que dan esperanza a muchos seres humanos, en primer lugar a los once millones de cubanos. Será secundada, si acaso, por los pocos mercenarios locales de la política que el mismo Presidente Obama ha considerado fracasada, por los únicos que podrían esperar beneficios de cualquier intento por obstaculizar las negociaciones en curso.
Los escritores y artistas cubanos merecen conocer esta nueva maniobra y no se dejarán confundir por una operación que pretende presentar este performance como un proyecto de pura creación artística. Su evidente intención política se afirma en el propio mensaje de una artista que no busca otra cosa que un protagonismo circunstancial. 
Todo nuestro pueblo festeja hoy el regreso a la Patria de nuestros Cinco Héroes, así como el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos. Rechazamos cualquier acción oportunista que trate de opacar este momento histórico.

Entrevista con Rubén del Valle Lantarón
TANIA BRUGUERA: EL EXTRAVÍO DE UN SUSURRO
ArteCubano • La Habana, Cuba

Tania Bruguera regresó a La Habana el pasado viernes 26 de diciembre. Desde hacía varios días, la artista conducía un despliegue mediático, fundamentalmente en las redes sociales, invitando a una nueva edición de su conocido performance El susurro de Tatlin, verificado durante la Décima Bienal de La Habana (2009) en el Centro Wifredo Lam. Evidentemente, esta vez la operatoria de la artista se conduce desde y hacia la praxis publicitaria, evadiendo los mecanismos rectores del sistema institucional del arte y buscando insertarse directamente en el campo del activismo político. ¿En qué punto de este performance se involucra el Consejo Nacional de las Artes Plásticas?
Por la manera en que se han sucedido los acontecimientos, más que un performance creo que se trata de un reality show. Los antecedentes de esta acción están en una carta que Tania publica desde la ciudad del Vaticano titulada “Querido Raúl, dear Obama y querido Papa Francisco”. En este documento felicita a las tres personalidades por la trascendental decisión adoptada y se plantea un grupo de cuestionamientos sobre el futuro de Cuba. Según me cuenta la propia Tania, la carta simplemente tenía la intención de ser un documento catártico de sus sentimientos personales en ese momento ante los acontecimientos que estábamos viviendo, dándole una connotación metafórica a su llamado a que los cubanos salieran a la calle. Continúo citando a Tania cuando te cuento que días después recibió la invitación de varias personas a convertir esta alegoría en una acción concreta.
A partir de ese momento crearon la plataforma Yo también exijo convocando a los cubanos a “exigir públicamente sus derechos civiles el próximo 30 de diciembre a las 3 p.m. en la Plaza de la Revolución de La Habana”. Dicha convocatoria pasa inmediatamente al periódico digital Diario de Cuba, de marcada orientación contrarrevolucionaria, y desde sus páginas varios textos replican y cubren la noticia. Como dato significativo apunto que este mismo periódico a menos de 24 horas de las declaraciones de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama difundió un texto de Carlos Alberto Montaner, con probado historial terrorista, donde condenaba la decisión de Obama y defendía la necesidad de mantener la política hostil hacia el gobierno cubano, en contraste con la unísona aprobación que esta decisión había generado entre los más diversos sectores nacionales e internacionales. Esta convergencia, inmediatamente, llama nuestra atención.
Mi gestión al frente del CNAP ha buscado privilegiar y promover el diálogo franco, abierto y respetuoso con todos los artistas, cumpliendo así uno de los principios cardinales de la política cultural de la Revolución. Por lo tanto, ante el complejo escenario que estas señales perfilaban, consideramos invitar a Tania a discutir su propuesta, a exponer nuestras diferencias en la manera en que estaba abordando su trabajo y a tratar de buscar soluciones desde las prácticas artísticas. A esta conversación llegó Tania conminándonos a apoyar logísticamente su propuesta, incluso por escrito.
Permíteme en este punto una breve digresión. Tras más de cinco décadas de hostilidades, de una política que pretendía colapsar esta pequeña porción de tierra que llamamos Cuba, el representante del imperio más poderoso del mundo ha confesado haber fracasado en su intento de doblegar por la fuerza esta nación soberana. Esa debería haber sido una lección para todo el mundo, y especialmente para Tania. El método de la presión, del chantaje, de las agendas impuestas no funciona en nuestro país. Un proyecto construido desde el exterior, convocado desde los órganos de prensa de la contrarrevolución, al margen de la legalidad y del sistema institucional no será respaldado, en tales circunstancias, por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas ni por el Ministerio de Cultura.
Los cubanos hemos compartido en estos días acontecimientos históricos inéditos en la historia nacional: regresan a la Patria los tres cubanos encarcelados y los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anuncian el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los EE.UU. Sin dudas un momento complejo, de promisorias esperanzas y proyecciones de futuro, pero también propenso a despliegues extremistas, intransigentes de muy diverso signo.

Y entonces, reitero, ¿por qué la recibió? ¿Por qué entonces usted, y Jorge Fernández, cuando están concentrando todas sus energías en la organización de la próxima edición de la Bienal de La Habana deciden invitarla a debatir en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam?
En primer lugar porque considero que Tania es fruto de esta Revolución y de uno de sus proyectos más hermosos: el sistema de enseñanza artística. Tania estudió por 12 años en los distintos niveles de enseñanza artística especializada, y luego realizó un máster en el Instituto de Chicago. Tania pertenece a una generación de jóvenes creadores que fueron proyectados hacia la escena internacional por nuestro sistema institucional, y especialmente por la Bienal de La Habana. A partir de ahí ha construido una carrera que parte de concebir el arte como una actitud vital, de profunda reflexión crítica, de vocación universal, entronizada en la rica tradición de formalización estética del pensar y sentir desde lo social.
Me parecía, entonces, imprescindible, agotar todos los recursos posibles desde el terreno del diálogo. Dígase encontrar una solución colegiada, constructiva, de posibles alternativas a su necesidad indagadora pero despejada de un contexto de segura manipulación desde la política. Ella buscaba encontrarse y dialogar con el cubano de a pie, haciendo mucho énfasis en el estereotipo de que el cubano tiene miedo a expresarse. Aduje que nuestras calles son un permanente foro de debate, le sugerí la posibilidad de organizar su proyecto en fábricas, en universidades, en la parada de la guagua o en el agromercado. Ninguna de estas propuestas fue aceptada.
Considero que fue una conversación honesta, respetuosa. Pero también creo que Tania llegó a La Habana con muchos condicionamientos externos, con una propuesta muy publicitada y avanzada y no estaba en condiciones de reajustarse, de negociar. Llegó resuelta a iniciar un despliegue que podría llegar a ser autodestructivo. Incluso, en este punto no debemos desechar la posibilidad que algunos sugieren de que estemos inmersos en una estrategia de simulacro, donde desde el inicio la artista se empeña en concretar un proceder insostenible porque lo realmente importarte en esta operatoria son las consecuencias que pueda provocar la represión de este pretendido activismo, tanto legal como personalmente.

Según su personal experiencia, ¿en qué punto un proyecto de inserción social como este se extravía de las estrategias artísticas para afiliarse a los procederes de la publicidad política?. Valga decir, ¿cómo esta acción que Tania presenta como parte de un performance ya conocido por el público cubano desdibuja los muy discutibles márgenes de la creación artística...?
Mi opinión sobre este complejo tema no va desde la crítica de arte, sino desde la gestión cultural y la implementación de la política cultural. La expansión de los márgenes o los límites del arte es uno de los temas más polémicos que hemos heredado del pasado siglo XX. Hoy en día el debate sobre lo que es o no arte continúa inundando los más diversos foros de discusión y es ese uno de los mayores retos de la institucionalidad a la hora de acompañar los procesos de la creación.
Las prácticas artísticas contemporáneas comportan cada día más ejecutorias que se insertan en los entresijos de la sociedad, ya sea desde los ejercicios cercanos a lo cotidiano y procesual o desde aquellas aristas que atañen a la política y a las estructuras gubernamentales rectoras en un contexto determinado. Continúan siendo imprecisos, y en expansión, los límites entre el arte y la política, entre la creación y la vida misma. Un debate que hoy se sustenta sobre la base de la responsabilidad ética y el compromiso moral de todos sus actores.
En el orden personal, ese que atañe al artista como individuo, considero que los límites son infinitos: hoy el arte se extiende más allá de las disciplinas implícitas en la creación para abarcar la ciencia, la tecnología y los saberes más recónditos; se privilegian los enfoques interdisciplinarios, transdisciplinarios y la institución debe estar preparada para asumir, legitimar y potenciar estas formas de expresión. Como radicalización de estas estrategias artísticas estaríamos considerando la autoagresión, ya sea desde lo físico o desde lo psicológico. Estos procederes están sujetos a cuestionamientos múltiples que hoy no están dilucidados. Sin embargo, cuando esos procederes involucran a otros, —como en este caso que discutimos, cuando implican a los cubanos en su calidad de sujetos activos de la sociedad civil—se impone, por encima de otros análisis, la dimensión ética de la implicación de la “acción artística”. Y acoto: la libertad debería estar acompañada de una gran responsabilidad, como diría Juan Marinello. En este caso, ese sentido de la responsabilidad le ha sido esquivo a Tania. Ha vulnerado los principios fundamentales según los cuales debería haber evaluado contexto, circunstancias, alcances, disposiciones legales, sujetos involucrados, obsesionada en su pretensión de erigirse un lugar protagónico en medio de acontecimientos que desbordan sus capacidades y que son inéditos en la historia nacional. Tania pretende reproducir modelos foráneos y proyectarse como artífice de un consenso para Cuba que desborde las ideologías y las concepciones políticas por obra y gracia de su voluntad artística. Y me pregunto: ¿pretenderá Tania convertirse en arquetipo de un nuevo Mesías?
La proyección mediática de Tania a propósito de la plataforma Yo también exijo se autodefine como de “izquierda”, “anticapitalista”, “antimercado”. Sin embargo, sus principales promotores y su tribuna informativa están representados por medios y personas cuyo proyecto esencial para el futuro de Cuba es la restauración del capitalismo y la penetración de las ideas de la ultraderecha norteamericana en todos los órdenes de la vida nacional. Resulta entonces un contrasentido pretender darle espacio y voz en la simbólica Plaza de la Revolución a sujetos políticos totalmente deslegitimizados en la escena cubana, muchos de los cuales se oponen incluso a la normalización de las relaciones entre nuestro país y los EE.UU.
Uno de los momentos más tristes de mi vida profesional fue constatar que el resultado más mediatizado durante la Décima Bienal de La Habana fue la presencia de Yoani Sánchez en el performance El susurro de Tatlin. Los grandes medios no estaban interesados en la praxis de Tania, ni en el extraordinario performance del chicano Guillermo Gómez Peña. Solo replicaron la implicación de la intervención de Yoani Sánchez. Fue así eclipsado el extraordinario alcance cultural, social, humano de esa edición del evento, fueron silenciadas todas las estrategias discursivas que reflexionaban en torno los retos de la humanidad ante los efectos de la globalización para posicionar en los canales internacionales de información al último constructo de la industria contrarrevolucionaria, legitimándola como intelectual influyente en la política mundial. ¿Cuán ingenuo e irresponsable sería repetir la experiencia, multiplicando la escala exponencialmente?
Evidentemente, esta sexta edición de El susurro de Tatlin no se corresponde con el nivel de riqueza estético y conceptual demostrado antes por Tania, y resulta más una réplica “teatralizada” de cierto método habitual de enfrentamiento político que una propuesta para la recepción estética inteligente y movilizadora. Parece estar agotándose, si así fuera, la variabilidad sugerente y a veces agresiva de un modo artístico de ser que ha sido altamente valorado por críticos, curadores y artistas. Ese desgaste de su condición primigenia, como derivación reproductiva, atenta contra la esencia misma de su génesis y solo podría leerse, en mi opinión, como el extravío de una artista que de alguna manera parece estar perdiendo la conexión esencial con el contexto cubano. Un susurro que parece derivar inevitablemente en naufragio.

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Raúl Antonio Capote: Tania Bruguera, Cuba y la nación que deseamos

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