martes, 7 de diciembre de 2010

Belicismo en el Premio Nobel de la Paz.

Manuel E. Yepe
El Comité del Premio Nobel por la Paz ha estado avanzando desde 2009 la agenda estratégica militarista de su presidente, el noruego Thorbjoem Jagland, y de ahí sus proclamaciones más recientes.
Así lo argumenta en un artículo difundido por la organización pacifista Global Network Against Weapons & Nuclear Power in Space el nipón Yoichi Shimatsu, especialista en temas de energía renovable, quien habitualmente escribe en publicaciones de asuntos de negocios europeas y ha sido editor del semanario Japan Times Weekly de Tokio y comentarista de la cadena Bon Ocean, de Beijing.
Thorbjoem Jagland ha sido primer ministro, ministro del exterior, líder del Storting (parlamento noruego) y es actualmente presidente del Consejo de Europa, un cuerpo que respaldó a la Unión Europea y a la OTAN durante la Guerra fría. Es un veterano político del Partido Laborista Noruego que, según Shimatsu, ha asumido una posición similar a la del británico Tony Blair como promotor de la integración de la Unión Europea en estrecha alianza con Washington, para asegurar un fuerte liderazgo occidental en los asuntos internacionales.
Integró el Comité permanente para la defensa y fue un destacado participante en las conferencias parlamentarias de la OTAN, con cuya organización guerrerista se ha identificado siempre su carrera política.
Aunque Noruega es un país relativamente pequeño, desempeña un papel militar significativo dada su ubicación estratégica, cerca de lo que fuera la base de la Flota Soviética del Ártico (hoy, Flota del Mar del Norte), en Murmansk, en la península de Kola.
Recuerda Shimatsu que en Noruega todos los hombres son soldados y poseen un fusil y que la frontera de Noruega con Rusia en el Mar de Barent constituyó la línea del frente durante la Guerra Fría.
En la actualidad, Noruega desempeña un papel destacado en las contradicciones que se manifiestan entre los países tecnológicamente desarrollados y los del tercer mundo, porque tiene tropas terrestres en Afganistán, buques que custodian las costas de Somalia contra la piratería en la región, participa en la carrera espacial del Pentágono como integrante de los sistemas de misiles anti balísticos, y posee la tecnología anti submarinos más avanzada del mundo.
Noruega tiene un per cápita de tropas en la OTAN mayor que cualquiera otro de los 28 Estados miembros.
Lagland es vocero de los estrategas de la OTAN y, en tal función, clama por la ampliación de la alianza occidental para evitar el resurgimiento de las potencialidades militares de Rusia y China y el acercamiento a ellas de Brasil y la India porque estima que el desafío para occidente ha cambiado tras el colapso de la URSS dado que ahora el nuevo enemigo potencial es la coalición económica que se conoce como los BRIC, integrada por Brasil, Rusia, India y China.
Relata Shimatsu que, en una conferencia de parlamentarios europeos que tuvo lugar el pasado año, el actual presidente del Comité del Premio Nobel por la Paz expuso con crudeza: “Cuando no somos capaces de detener a una tiranía, la guerra comienza. Es por ello que la OTAN es indispensable. La OTAN es la única organización militar multilateral enraizada en el derecho internacional. Es una organización que las Naciones Unidas pueden usar, cuando es necesario, para detener a una tiranía, como hicimos en los Balcanes.”
Legland se refería, naturalmente, a la campaña de bombardeos, invasión y ocupación a finales de la última década del siglo XX, contra la ya desaparecida República Socialista Federativa de Yugoslavia.
Para resumir su idea, Legland dijo algo totalmente incompatible con su cargo al frente del Comité del Premio Nobel por la Paz: “Si en cualquier parte del mundo los tiranos no pueden ser derrocados por medios pacíficos, la guerra es inevitable y la OTAN librará esa guerra.”
Tan escalofriantes como esas fueron sus palabras al anunciar la adjudicación del Premio Nobel por la Paz al chino Liu Xiaobo: “Nosotros tenemos que hablar cuando otros no pueden hacerlo. China se levanta y nosotros debemos tener derecho a criticarla para hacer avanzar a las fuerzas que quieren que China sea más democrática.”
Yoichi Shimatsu señala que la expresión “hacer avanzar” en boca de Legland le recuerda los eufemismos en los textos japoneses que hablaban de “avances” de las tropas japonesas en el territorio de otros países de Asia continental. Se delata una mentalidad militarista, dice.
Según aprecia el escritor japonés, al seleccionar sus premiados más recientes, Barack Obama y Liu Xiaobo, el Comité del Premio Nobel de Paz ha estado avanzando una agenda estratégica que se corresponde con el pensamiento político de Thorbjoem Jagland, su presidente desde 2009, conocido por sus adversarios en Noruega como “nuestro propio George W. Bush.”

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